Yo,
como fiel seguidora de tu guión,
intento retener el fuego
que me causas cuando pasas.
Intento matarte y contarme veinte,
pero olvido las cuerdas,
me ataca el sentimiento de culpa
y el salitre en la piel:
las paredes se manchan de realidad
No hago más que verte
cuando intento evitarte
y cierro los ojos.
No hago más que obviar
todos los detalles que busco;
que gritarte cuando solo yo
puedo oírme.
No hago más que pensarte
sin tener cerebro:
aun siendo yo
un espantapájaros descerebrado,
busco las baldosas amarillas
para que puedas leer en braille
los pasos del siguiente mortal.
«Ya cambié el balón por gasolina,
he prendido el bosque al incendiar la orilla»
La deriva - Vetusta Morla
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