sábado, 16 de enero de 2016

Jetzt

Me digo a mí misma
"algún día",
y abro los ojos
rajándome los párpados cada mañana,
con la pesadillas incrustadas
en las pestañas.
Me he repetido tantas veces
que todo irá a mejor,
que el significado de la frase
ha dejado de tener sentido.

Me he sentido abandonada
por haberme dejado a mí misma
sola
en una gasolinera,
comprando caramelos
y café
para un viaje que sé que no terminaré.

Tengo un pájaro que grita "ahora"
posado en la clavícula,
y una tonelada de instantes
que dependen de mi espalda.
Y yo intento buscar en el horizonte
un momento que consiga desatarnos,
pero solo encuentro mierda.

He perdido la audición del oído izquierdo
y ahora solo puedo cantarte con el derecho.
He perdido la capacidad de quererte,
completa,
así que lo hago por fascículos.
Mi colección de amor,
ya en tu kiosco.
En esta nueva entrega,
el ventrículo izquierdo.

Me duele el odio
de querer tenerte tan cerca
desde hace tanto tiempo,
que ni me acuerdo.
Y me he quedado aquí,
quietecita,
jadeando,
como cuando te apuñalan el corazón con un "no".

Me dijiste que me tapara,
que llevaba el escote muy largo
y que,
con las ganas tan cortas,
podías escuchar a mis monstruos.
El problema,
es que tú jamás entenderías
que te los presenté para que los mataras.

Decirle a alguien que está triste 
que no tiene motivos para estarlo,
es como decirle a un asmático 
que puede respirar perfectamente 
porque hay muchísimo oxígeno en la atmósfera.


2 comentarios:

  1. Cuando yo estoy triste deseo, además de "una bebida caliente", unos brazos calientes en los que envolverme y un asiento mullido donde esperar mejores momentos... O mejor, un pecho mullido donde sentir que el mal momento está próximo a su final

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  2. El calor de un abrazo oportuno nunca es siempre invencible.

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