jueves, 6 de marzo de 2014

Hijos de la lira

Sin pensar en el comienzo,
no hay más que posibilidad de agradecer
a cada loco,
al destino,
a quien te puso entre mis brazos por primera vez.
A falta de teléfono, nos llamó tu magnetismo.
Nos hizo mirar más allá,
cerrar los ojos, inspirar,
rehicimos sueños que creíamos destrozados
y tú fuiste el adhesivo.

Incuestionable lógica la tuya,
e ineludible tu llamada.
Mis manos, tus curvas, polos opuestos,
tu sonido azul.

No recuerdo odios ni desdenes a tu lado,
no soy capaz de olvidarte,
te quiero, te extraño,
y siento no poder dedicarte
más que palabras faltas de rima,
más que versos faltos de arte,
pero entiéndeme, amor,
quise no quererte
mas no supe cómo se hacía.

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