miércoles, 5 de marzo de 2014

Nihil novum sub sole

Me planteo tantas veces al día la posibilidad de renacer con el objetivo de encontrarme que tengo la sensación de necesitar perderme como nunca antes. Entiendo, ahora más que nunca, que mi conciencia actúa como un bloc de notas en el que se apuntan las experiencias que no terminé, o las que no me dejaron terminar. Este sistema de recordatorios, de interminables post-its de colores, ondeantes, ha conseguido quitarme el sueño. Es por eso que, últimamente, no hago más que pensar en esta dependencia que generas.

Es un hecho el movimiento casi inconsciente hacia arriba de mis hombros cuando alguien me pregunta sobre mi futuro. ¿Futuro? ¿Acaso puedo tener claro algo que depende tanto de innumerables factores que escapan a mi control? ¿Cómo voy a saber definir lo que haré de aquí a unos años si ni siquiera sé qué será de mí las próximas horas? 
Lo más importante, es que he renunciado involuntariamente a describir con palabras las situaciones a las que me enfrento día a día, y eso (espero que lo sepas) es culpa suya. Aunque, para hablar con propiedad, es culpa de su sonrisa. Me hizo volar tan alto que, ahora, el hecho de utilizar calificativos para una definición que no sea la suya se me antoja insustancial, vacío. 
Me siento realmente perdida en este escepticismo. 


Frente a la paradoja de existir se sitúa siempre la posibilidad de dejar de hacerlo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario