domingo, 1 de junio de 2014

Espejismos

Todo da un paso al frente de vez en cuando,
todo avanza.
Es para nada intentar que todo lo que nos hizo sentir seguros un día se mantenga en su posición intangible, mientras el mundo corre agigantado y devora todo lo que se encuentra a su paso.
La madera se corrompe, todo se oxida, todo cambia.
Sin embargo, tú vuelves a mirarme y al instante todas las paredes del salón se manchan de recuerdos.
Me levantas la tapa de los sesos y haces que se me escapen las ideas y las intenciones.
¿Para qué esforzarme en cambiar si, cuando llegas, todo vuelve a ser lo mismo?

Inevitablemente, crecer duele.

Me lanzas al agua y luego me haces rogarte una balsa de madera para sujetarme, después de que de un zarpazo me hayas robado el pasado. Eres una lucha constante, una sucesiva contradicción que me desespera; eres una herida que se abre en lugar de curarse. De todas formas, crezco gracias a eso, y el mundo duele menos si te miro.


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