Me doy por vencida.
No cabes en mi calma,
ni en mi cama,
ni entre mis piernas.
Te veo y tiemblo,
me quiebro,
me revuelvo y me encuentro
embobada.
¿Qué estás haciendo?
Me robas y te doy las gracias,
me susurras y me tapas los oídos,
me paralizas y me exiges
pero me da igual.
Me ardes,
me muerdes por dentro.
Miro y te muestro los desgarros que me produces,
pero todo da igual.
Las heridas se curan con un beso.
Las de tu ausencia, también.
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