jueves, 5 de febrero de 2015

Poltergeist

Nunca he sido de ese tipo de personas que se da cuenta de las cosas a la primera. Nunca he estado tan avispada, la verdad. Tiendo a estar en las nubes, (en mi nube azul en particular), jugando con gamusinos y desenredando musarañas. Yo, por ejemplo, jamás habría pensado que el logo de la marca Monster es un arañazo de no ser porque me lo dijeron.

Sin embargo, —y esto no sé hasta qué punto es bueno—, tengo la capacidad de ver por dónde van los tiros de cada persona, de qué pie cojea. Supongo que es porque me da mucho coraje encontrarme con la realidad cuando esta me da un guantazo. He vivido sabiendo hacer uso de esta habilidad menos tiempo del que me gustaría, ya que he tenido unos cuantos encontronazos curiosos con la vida, sobre todo con la vida de estas personas.
Con todo, sigo fallando. Esta vez, por suerte, ha sido para bien: lo que se me antojaba imposible, seguro, terco, frío, decidido y absolutamente opuesto a mí se ha tornado lo más cercano, agradable, amable y cálido. Y he vuelto a darme con la realidad en las narices.
Cuando te juras y perjuras a ti misma que no volverás a caer, que no volverás a sacarle a nadie las castañas del fuego, que estás cansada de todo y que has tenido suficientes experiencias como para negarte a una próxima; entonces encuentras la razón perfecta para volver a intentarlo. Y te asustas, y todo se nubla, y aparecen tus fantasmas... Pero, ¿sabes? A veces basta con estar en el sitio adecuado en el momento justo para ahuyentarlos, para matar a los monstruos de una vez por todas.




“Ya hace algún tiempo salté
y caí justo aquí.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario