lunes, 13 de enero de 2014

Los canales de las primaveras y el otoño

Una brisa huracanada
trae tu olor,
y una vez más
la vida entra por mi ventana,
rompe con mi calma
una tormenta inesperada.


Son los escalofríos
que nacen en mi espalda
y crecen
como hiedras en una casa.
Son los que asedian mi cuerpo,
y mueren
al reposar mi mirada
en el mayor de mis periplos:
tu boca.

Y como Hera,
derrotada por los celos
de todo aire que te toca,
deshecha en angustia,
deshecha en deseo,
por un beso,
por una caricia,
me ciegan, me marchito.

Es el recuerdo
de un camino trazado
con mis uñas
en tu espalda,
con mi lengua
en tu vientre,
con mis labios
en tu sexo,
lo que pone fin
a este otoño interminable y frío.

Renazco, respiro,
te beso, te miro,
no bienvenido el otoño
se abrió paso la primavera.

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