lunes, 7 de abril de 2014

Prometeo

Tus besos, tus caricias
en mi espalda.
La capacidad de reclutar
mi atención hacia tu boca, 
mis canciones hacia tu nombre, 
mi salud mental hacia la locura 
que nace en tu vientre.
Sensual hasta puntos 
insospechados, 
como un striptease lento,
la necesidad de inmigrar a tu
cama, 
de ser el objeto contra el que
choquen tus suspiros.

Observar todo lo que haces con mimo, 
solo por disfrutar de tu suave perfil, 
del marfil de tu boca.
Encadenada a ti no intento
soltarme 
por miedo a la hipotermia, 
contigo siempre soy calor,
igual que noviembre,
siempre triste,
no podría acabar peor que en 
un crudo y frío invierno,
sin poder reposar en tu calidez.

Mi garganta ruge,
los recuerdos de tu silueta 
me arañan las paredes del alma,
y el águila que son tus besos y miradas 
me devora las entrañas. 
Todo para que no haya
una parte de mí, mía. 

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