Te he visto sentada en el parque en el que te raspaste las rodillas por primera vez,
recordando cómo no sentir el dolor
era tan fácil como sonreír.
Levantas la mirada y te ves en esa oscuridad irresoluble que es tu cabeza.
Esa que nadie puede encender y abrir para sacarte.
Te juro que lo he intentado.
Te admiraba como una niña que había descubierto la aurora boreal en tus ojos,
pero te empeñaste en cerrarlos
y hacerlo todo blanco y negro.
Mi vida,
la tuya pesa demasiado para una sola espalda.
Tienes tantas guerras dentro que no puedes encontrar la paz en nadie.
"Toda esa puta electricidad"
que se te escurre por el viento y que ignoras.
Como ignoras que me pones los pelos de punta.
Quizá debí marcharme y dejar que el mar te llevara adonde necesitabas estar,
quizá impedí que las vías te dejaran encontrar una respuesta en cada estación.
Volar como un avión
de papel hecho en el cambio de clase:
rápido, furtivo, directo;
con todos mis errores, los propios de las prisas
(pero tampoco podías esperar más de mí).
Con lo tango que yo soy...
¿cómo ibas a venir a atarme?
Si hace tiempo que solo quiero irme lejos,
lejos,
lejos,
y no volver,
y buscarme.
Que solo tengo un plan:
flirtear con la vida y salir volando.
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