miércoles, 25 de noviembre de 2015

Abril

Amor,
hoy quiero olvidarte.

Has estado entre las razones
por las que me habría tatuado un corazón
para sustituir al mío.
Entre las leyes que habría seguido a raja-espalda.
Entre los motivos que trajeron
el insomnio a la piel
y a la mente.

Has estado en la poesía,
en los libros,
en el olor a café.
En el broche de mi sujetador
o del de cualquier otra chica,
en mis escalofríos,
en el nombre que mis vecinos han aborrecido,
cansados de escucharlo a gritos.

Cuando me preguntaron
qué es lo que me llevaría a una isla desierta,
tu nombre,
por suerte,
no apareció.
No podía llevarte allí también,
lo habrías invadido todo.
Habrías acabado con mis pensamientos
y mi soledad indígenas
para imponer la carta magna
escondida entre tus caderas.
Y eso no podía permitirlo.

Podrías haber acabado con todo
lo que fui,
con lo que fuimos.
Menos mal que el invierno ha llegado,
tus manos se han congelado,
y no puedes seguir manejando mis hilos
como si fuera un juguete tuyo.

Amor:
me has dolido más que el abril robado a Sabina,
y a mí jamás me gustó la primavera.

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