martes, 10 de noviembre de 2015

Noviembre

Levanto el hocico
y busco tu aliento en el sol.

Coloco mis patitas,
una detrás de otra,
e intento recordar cómo se camina
sin nadie agarrándome la mano.

Me lamo las heridas
maldiciéndote,
aunque no tengo razón:
tú te ibas para siempre,
las maletas en la puerta.
Y me pasó como a Pedro con el lobo,
solo que esta vez
la loba no me comió.

He intentado reconstruirnos,
te lo prometo.
Visité todos los grandes almacenes:
compré corazones de recambio,
transfusiones de recuerdos,
limpiadores de ánimo.
Pero el hilo que nos unía no estaba ahí,
ni descosido,
ni roto.

Me saco las espinas,
me cambio las vendas,
me limpio los ojos
y me afilo las uñas.

He mejorado:
ya no pienso.

Ni siquiera en regar tu boca
para que me siga acuchillando.

Levanto el hocico
y observo cómo diluvia.


Quise poner 
tierra de por medio, 
me di cuenta 
de que ya había océanos. 
Teresa Mateo - Doce veces un año 

1 comentario:

  1. Siempre supe que te manejabas bien con las palabras y dominabas los conceptos. Hoy descubro con placer que eres maestra en la coreografía de imágenes al ritmo frenético de los sentimientos. Gracias por esta entrada de platea

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