miércoles, 26 de noviembre de 2014

Angst

Un día te das cuenta de que no puedes intentar mirar siempre la vida con unas gafas con cristales rosa, más que nada porque no funciona. Sin embargo, pensar en verde no te garantiza un guantazo seguro contra la realidad.

Un día ves que ser feliz, esa asignatura pendiente, esa obligación que incumplimos de cuando en cuando (como dice el cantautor), no es tan tan tan tan complicadísima: simplemente nos falta valor. Tenemos miedo, la mayoría de las veces, a ser felices. Y me incluyo porque el miedo es algo tan natural en los animales como inoportuno en la mente humana.
Aun así, debemos aprender a superarlo. El por qué es sencillo: la felicidad no espera para siempre. Tenemos que ser capaces de dejar atrás el andén 9 y 3/4 y lanzarnos contra el muro. Si nos la damos, sabremos que la puerta no está abierta aún, pero... ¿y si sí? ¿Estarías dispuesta a dejarlo pasar por miedo?

Hoy, 
libre de esa mierda paralizante, 
conseguí responder a la eterna pregunta:
por fin sé que no has venido a hacerme polvo, 
sino a echármelos. 

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