domingo, 10 de marzo de 2013

Ley de la segunda realidad

Déjame adornarte, como el toque encantador que da la rutina de levantarte con olor a café a tu día. Como el recuerdo de tu intencionado error, siempre en el mismo ejercicio, para que esa persona especial se sentara a tu lado a explicártelo por trigésima vez, y poder sentirla cerca. Como el nombre más extravagante del grupo más perfecto.
Como ese momento en que te quedas casi suspendido en el aire cuando te tumbas en la cama, y sientes que puedes llegar a levantarte de ella levitando. Como ese momento de disimulo cuando estás a punto de llorar, pero tienes que seguir adelante. Como ese grito mudo. Como cuando te levantas por la mañana y piensas que nada va a pararte hoy, porque es tu día. Como cuando se te ocurre la idea para que el mundo vaya mejor: máquinas de soñar para mentes desilusionadas. Como el ser tan libre como una canción. Como emborracharte, y cambiar la realidad. Déjame adornarte.

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