martes, 19 de febrero de 2013

Efectividad probada

No entiendo cómo ni cuando seré capaz de compensarte todo lo que haces por mí. Cada vez que, sin razón aparente, te acercas a mí y me abrazas, e insistes en dejarme claro lo fea que me encuentras esa mañana, pero que, como eres buena madre, me quieres.
Y así empieza una infinidad de conversaciones que acabas llevando a tu terreno, porque aunque yo no me haya dado cuenta de que tú sí, me has visto agachar la cabeza cuando andaba hacia mi cuarto, y has supuesto que me pasaba algo. Una vez más, mamá, eres infalible. Pero es que no es sólo eso, es que además, con dos tonterías eres capaz de hacer que me olvide de lo que sea que tenga revueltas mis ideas, y, con un abrazo, eres capaz de hacer que recuerde al inspirar tu olor el aroma de mi infancia. Supongo que será  ''cosa de madres''. Es por eso por lo que se me cae el mundo cada vez que te veo triste, y por mucho que lo intento no consigo animarte. Es por eso que no consigo contener las lágrimas cuando veo que tú tampoco puedes contener las tuyas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario