sábado, 6 de abril de 2013

Tiempos difíciles, mi amor, quieren robar la primavera

Ni siquiera saben lo que es, y hablan de él con la rapidez del relámpago mientras esperan que la aurora los deslumbre y los despierte, esperan entregarse a algo que ni siquiera saben si existe. El hecho, es que todo comienza en él cuando lo hacen, y como fruto a este acto nace una nueva conciencia que más tarde reflexionará sobre lo mismo que ellos, y todo acaba en él, cuando brota de los ojos de los presentes en un funeral.
El hecho es, que si se va, no pedirán perdón ni le dirán adiós, ni lo maldecirán. Sin embargo, como un sol, como una cuchilla, como un asesino, cortará sus respiraciones, y partirá sus vidas en dos. No podrán seguir engañándose, no podrán volver a pensar siquiera que él no exista, porque habrá cambiado sus vidas para siempre, y les habrá demostrado que la primavera nunca le perteneció a nadie sino a él. Y ellos no lo saben, pero su rostro, desde ese día y para el resto de sus vidas iluminará sus días. Reconocerán sus ojos en la mirada cansada de cualquiera, y su tristeza. Y más tarde, escucharán los gritos de la ciudad, de los que él ha sido el causante por primera vez en su existencia, y se unirán a ellos, pidiendo auxilio, pidiendo que vuelva a tocarlos, pidiendo que su gracia vuelva a rozar sus cuerpos y los haga sentirse vivos, aunque sólo sea una vez, pidiendo que vuelva a encenderse una llama, al menos una vez más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario